Ser original. Sorprender e innovar. Y romper con lo establecido. Esto es lo que busca el marketing disruptivo. ¿Cómo podemos aplicarlo a la hotelería? Como en todo, es el cliente final quien manda. Te contamos las claves.

Es un término de moda en el campo del marketing. La Real Academia de Lengua Española (RAE) define el término disruptivo como aquello que “produce ruptura brusca”. En otras palabras, aquello que rompe con lo que conocemos, con lo establecido previamente. Y en hotelería esto cobra en la actualidad más sentido que nunca.

El cliente busca “otras cosas”. Nuevas experiencias y nuevos servicios que le sorprendan. Busca satisfacer sus necesidades a través de búsquedas concretas en momentos concretos. Las grandes campañas publicitarias están bien, cómo no, y su poder es indiscutible sin embargo el marketing disruptivo va un paso más allá donde la publicidad por impactos se reconduce a una publicidad que aporte valor y se centre más en el cliente. En lo que quiere el cliente.

¿Cómo ser un hotel disruptivo?

Diferenciarse de la competencia, qué duda cabe, es esencial para conseguir mayores reservas, mejores beneficios y un mayor impacto entre el público. Lograr un hotel disruptivo no es fácil, implica mucho trabajo, reunirse con especialistas en marketing hotelero disruptivo , ser creativo, a veces un poco transgresor y arriesgado y seguir líneas de actuación como estas.

El concepto de venta unidireccional de sobre oferta cambia a un concepto de sobre demanda donde el cliente es quien manda y no el establecimiento hotelero el que impone sus servicios. También es más que importante integrar procesos innovadores en materia tecnológica para favorecer la usabilidad y la accesibilidad al cliente. O lo que es lo mismo llevar a cabo una disrupción tecnológica dentro del hotel pero de modo natural y siempre buscando la satisfacción del huésped.

Tener en cuenta siempre la opinión de este es importante pero esta vez también a la hora de diseñar nuevos productos y alternativas. Basarnos en su experiencia para innovar y hacerlo partícipe de los procesos de desarrollo o de evaluación son procesos cada vez más integrados en la filosofía de muchas empresas turísticas. Éstas deben adecuarse a las necesidades concretas de cada cliente.

El marketing disruptivo pasa por mirar más allá del propio negocio. O lo que es lo mismo, que éste se aproveche de las sinergias con otros profesionales para mejorar la experiencia del visitante. Por ejemplo: empresas de movilidad, guías turísticas especializadas, apps turísticas, realidad aumentada o nuevas ofertas de ocio impensables hasta hace poco… ser flexibles con estas empresas y verlas como “partners” y no como competencia es algo vital.

No solo se trata de tecnología.- Se trata de diferenciarse y de sorprender, potenciar el pensamiento lateral y salir de la zona de confort. A veces tener un rincón para regalar manzanas en los pasillos, una estrategia de “precios disruptivos” que incluya beneficios inesperados que añadan valor a la reserva o vender experiencias en cajas de regalo. Es el arte de saber cruzar conceptos y productos que nos diferencien, sorprender al cliente y saber encontrarle un sentido sin perder la identidad de nuestra marca.

Los datos hablan por sí solo. Hay mercados emergentes que no se deben dejar pasar y los hoteles deben saberlo para personalizar al máximo qué ofrecer, cómo y cuándo al cliente. Siempre y cuanto teniendo en cuenta las posibilidades que ofrecen sus propios establecimientos.

Aprovechar nichos de mercados concretos que por diferentes cuestiones son atractivos para el hotel y personalizar al máximo la oferta. Lograr aplicar con éxito las ideas del marketing disruptivo ayudará a que las empresas despunten, se diferencien y logren ser más atractivos que la competencia. Integrar el concepto “disruptivo” en el departamento de marketing de un hotel debe ser una constante.

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